jueves, 10 de octubre de 2019

Hábitos saludables





La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social”, lo que supone que este concepto va más allá de la existencia o no de una u otra enfermedad. En consecuencia, más que de una vida sana hay que hablar de un estilo de vida saludable del que forman parte la alimentación, el ejercicio físico, la prevención de la salud, el trabajo, la relación con el medio ambiente y la actividad social. Desde esta perspectiva se puede determinar que los hábitos necesarios para llevar una vida saludable y que vamos a trabajar en este programa son los siguientes:




• La correcta alimentación: una alimentación saludable se rige por incluir todos los alimentos contemplados en la pirámide nutricional, pero en las proporciones adecuadas y en la cantidad suficiente en función del consumo energético que éste realiza con la actividad diaria. Es un factor determinante en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, ya que una alimentación poco saludable puede causar graves problemas a lo largo de tu vida.


• Actividad físico-deportiva: Es muy recomendable que los niños realicen actividad física de forma habitual, que esta forme parte de su estilo de vida y que disminuyan el sedentarismo. Un estilo de vida físicamente activo en la infancia es una buena forma de prevención de ciertas enfermedades crónicas muy frecuentes en la edad adulta, como la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer, los problemas músculo-esqueléticos y los problemas de salud mental. Por otro lado, también se sabe que el sedentarismo es un factor de riesgo para estas mismas enfermedades, así que la actividad física regular y la disminución del sedentarismo son un pilar importante para la salud en la infancia.


• Higiene: una higiene adecuada evita muchos problemas de salud y no sólo se refiere al aseo y limpieza del cuerpo, sino que afecta también al ámbito doméstico. Los hábitos de higiene corporal, si se instauran desde las primeras etapas de la vida, implican pequeños gestos diarios que tienen una repercusión fundamental en la salud posterior.


• Bienestar emocional: no se refiere a la existencia de enfermedades mentales, sino al estado de bienestar emocional y psicológico, necesario para mantener y desarrollar las capacidades cognitivas, las relaciones sociales y el afrontamiento de los retos personales y profesionales de la vida diaria. El estrés, el cansancio, la irascibilidad, la ansiedad son, entre otros, algunos de los signos que indican que el estado mental no es del todo saludable. La salud no sólo hace referencia a bienestar físico, sino también al bienestar emocional. Desde los centros educativos tenemos una responsabilidad muy importante en este sentido, ya que se trata del contexto donde los niños comienzan a socializarse, a desarrollarse como personas y, por extensión, es donde aparecen los primeros conflictos. Por tanto, debemos trabajar la inteligencia emocional de nuestros alumnos y alumnas, para que sepan reconocer y manejar emociones, empatizar, resolver pacíficamente los conflictos, etc.


• Prevención de consumo de drogas: sin duda se trata de un frente abierto, ante el que hay que actuar de forma eficiente. Se trata de un problema, que cada vez presenta un mayor calado y relevancia en nuestra sociedad. Tanto es así, que es sabido que es a la edad de 13 años, cuando los niños comienzan a consumir bebidas alcohólicas y tabaco; iniciándose poco después, sobre los 15 años, en el consumo de cannabis (obviamente, estos datos se refieren a la edad media). La Educación Primaria es, por tanto, el momento idóneo para iniciar la prevención.

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